Soy un árbol de navidad

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Llegó el día esperado para todos los árboles, en el que todos nosotros cobramos más vida. Somos unos cincuenta árboles y yo uno entre esos cincuenta, algunos con más suerte que otra pero en unos tres días todos nosotros nos iremos a hacer felices las casas por Navidad.

Hoy es el día, un bonito 23 de diciembre en que se abren las puertas del establecimiento para que las familias escojan su árbol y.... ¡voilà! me tocó el turno a mí. Veo a una familia con dos niños de por medio que con cara de felicidad me señalan diciendo: - ¡Papá queremos éste, queremos éste! Ya de camino a la que va a ser mi casa durante muchos años, llegamos y me guardan en un sitio muy calentito, lleno de mantas, ropa y muchos zapatos ¿Os imagináis lo que es? Pues sí, un armario.

Al día siguiente, 24 de diciembre me sacan de ese armario para ponerme en el salón al lado de la estufa que calienta toda la casa. Veo el entusiasmo de los pequeños, saltando de alegría y riéndose, felices y con la magia de la navidad, pero veo que ya al colocarme la mamá de esos niños tiene en la mano una caja con miles de cosas. Yo cierro mis ojos y noto cómo los niños me colocan cosas, que a veces me hacen reír por otra cosa no, pero lo que es tener cosquillas tengo muchas. Noto la voz del más pequeño gritando: - ¡Ya está, tengo el árbol más bonito de todos!. Yo al escuchar eso, saco una gran sonrisa y me dispongo a abrir mis ojos y... ¡voilà!, estoy monísima, con miles de bolitas y de espumillón por todo mi cuerpo, esto el genial.

Pues falta lo mejor todavía y es que un niño, Dani el más mayor le muestra a su hermano David lo que me ha puesto, lo enciende y tengo millones de luces. Los niños me abrazan y me siento muy, muy querida,

Pero como todavía no es Nochebuena me queda esperar a ver la cara de los niños cuando vean todos sus regalos, y por supuesto a decirles, sin que se enteren los padres, de que yo, también sé hablar y que podemos ser como hermanos, porque estaré escuchándolos siempre.

Porque los árboles también tenemos sentimientos y no nos gustan que se porten mal con nosotros, que nos cuiden y que no nos dañen, y también tenemos una virtud, que nos pongan lo que nos pongan estamos divinos, somos algo que gusta a todo el mundo y que hace feliz a familias como ésta.


Itziar Esmeralda.

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